J.D. Inman se despertó el16 de octubre sintiéndose muy bien. Su padre le deseó un feliz cumpleaños y luego, con toda naturalidad, le dijo: "Hoy vas a trabajar".
"Feliz cumpleaños, vas a trabajar" no es exactamente la forma en que J.D. imaginaba despertarse el día de su18 cumpleaños. Pero, 48 años después, no cambiaría nada. Ese día, J.D. y su padre condujeron por la carretera hasta lo que entonces se llamaba Steel on Graham y se pusieron a trabajar.
La semana pasada, J.D. celebró su 66 cumpleaños y sus increíbles 48 años en Kloeckner Charlotte Black Satchel. Se jubilará en diciembre.
Ese primer turno, J.D. trabajó en la nave de chapas por 3,25 dólares la hora. Durante los tres años siguientes, aprendió el oficio trabajando en el segundo turno, antes de pasar al primer turno como operador de transelevador. Con el tiempo, J.D. pasó a trabajar en mantenimiento, garantizando la seguridad y durabilidad de diversas máquinas.
Estuvo 17 años en mantenimiento, trabajando con grúas, cizallas y aprendiendo los entresijos del resto del equipo. Hasta que, un día, J.D. se hizo daño en la mano y volvió a la nave de chapistería, donde ha estado desde entonces.
A lo largo de sus 48 años, J.D. ha sido testigo de muchos cambios. Desde el traslado a unas instalaciones más grandes en 1976 hasta la reorganización de las naves, pasando por la transición de la combustión a los serpentines y la modernización de los equipos para utilizar las últimas tecnologías: lo ha visto todo.
Al principio de su carrera, J.D. sentía que cada día que iba a trabajar era como si asistiera a una reunión familiar. Durante años, trabajó junto a su padre, William Inman, sus dos hermanos Fallon y Kenny, y su primo Sherman, hasta que se jubilaron. A lo largo de los años, también forjó amistades duraderas.
"Tenía buenos amigos aquí. Buenas relaciones. Y la gente de aquí era genial", describe, "así que no tenía motivos para dejarlos".
"Además", añade, "no vivía más que a cinco kilómetros".
Para su jubilación, J.D. planea pasar tiempo en su casa de la playa. Y, aunque sin duda disfrutará escuchando el sonido de las olas y sintiendo la arena entre los dedos de los pies parte del tiempo, J.D. también quiere estar cerca de sus amigos de acampada, pescando y cazando juntos. Y lo más importante, espera "sentarse y disfrutar de la vida".
Así que, maldita sea, siéntate y disfruta, J.D. No podemos agradecerte lo suficiente que te levantaras aquella mañana de mediados de octubre y nos regalaras 48 años de dedicación.
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