Cómo el galvanizado en caliente mejora drásticamente el acero

Galvanizado en caliente en la sucursal de Kloeckner Metal en Hawaii

El galvanizado en caliente mejora notablemente la longevidad y durabilidad del acero. Esto es especialmente importante en entornos altamente corrosivos. Por eso Kloeckner Metals tiene una planta de galvanizado en caliente en Hawai, la única del estado. El entorno diverso y altamente corrosivo de Hawai, con exposición a la sal del océano, alta humedad, lluvia y vientos alisios, crea la necesidad de una protección superior contra la corrosión.

"Es ideal para el exigente entorno de Hawai", afirma Diane Malinovich, vicepresidenta y directora general de Kloeckner Hawaii. "Como estamos en medio del Pacífico, la sal del aire lo estropea todo. Así que galvanizando el acero, va a durar mucho tiempo".

Los clientes traen una gran variedad de piezas de acero para galvanizar, desde barras de refuerzo hasta remolques de barcos. La caldera tiene 27 pies de largo, 6 pies de profundidad y 4 pies de ancho. Los materiales de mayor longitud se pueden galvanizar, pero a veces se necesitan dos o incluso tres inmersiones. Una de las cosas más interesantes que se galvanizaron fue la valla de acero que rodea el Palacio Iolani de Honolulu, el único palacio de Estados Unidos. La valla se instaló a finales del siglo XIX.

El proceso de galvanización

El proceso de galvanización consiste en sumergir el metal en una serie de tanques de procesamiento, cada uno con su propia finalidad. Pero antes de entrar en los tanques, el metal debe prepararse adecuadamente.

"Hay que limpiar el material con chorro de arena cuando aparece", dice Malinovich. "Si tiene pintura, no lo tocamos".

Después, el metal se limpia con productos químicos cáusticos. Así se elimina cualquier contaminante del material, como suciedad, aceite o grasa. A continuación, se aclara y se trata mediante decapado. El decapado elimina la cascarilla de laminación y los óxidos de hierro de la superficie del acero. Se aclara de nuevo y se sumerge en una solución fundente de cloruro amónico de zinc. Esto elimina cualquier óxido adicional y crea una capa protectora sobre el metal, dejándolo listo para el galvanizado. La galvanización propiamente dicha consiste en sumergir el metal en una caldera de zinc fundido.

"El zinc de la caldera se mantiene a unos 835 grados, 24 horas al día, 7 días a la semana", dice Malinovich.

El zinc reacciona con el hierro del acero para formar capas de aleación intermetálica zinc-hierro unidas metalúrgicamente. Suele añadirse una capa de zinc puro encima para protegerlo de posibles daños. Una vez aplicado el revestimiento, el metal se enfría y se inspecciona. Esto garantiza un revestimiento de calidad, libre de puntos desnudos.

"Están las inspecciones previas y posteriores, además del control de calidad para pasar las piezas por los distintos tanques de procesamiento y la caldera", explica Malinovich.

Protección contra la corrosión

El galvanizado en caliente proporciona una protección duradera contra la corrosión al crear una capa de protección catódica sobre el metal. Básicamente, el zinc se corroe en lugar del acero. La capa de zinc patina ligeramente, creando una capa de carbonato de zinc que no es soluble en agua. Esta capa se corroe muy lentamente, protegiendo el acero galvanizado que hay debajo. La velocidad de corrosión es aproximadamente 1/30 de la del acero expuesto en el mismo entorno, según la Asociación Americana de Galvanizadores.

Aunque la superficie se raye, el revestimiento de zinc seguirá protegiendo el acero. Aunque el acero desnudo quede expuesto hasta ¼ de pulgada de diámetro, no empezará a corroerse hasta que se consuma todo el zinc circundante. No requiere mantenimiento, lo que supone un ahorro adicional a largo plazo.

"Dura generaciones", afirma Malinovich.

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